miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Che Guevara






Ernesto Guevara de la Serna, el Che, nació en 1928 en Rosario (Argentina). A los dos años, después de una grave enfermedad, se le diagnóstica una afección asmática que hace que su familia decida trasladarse a la provincia de Córdoba, donde transcurren su infancia y adolescencia. Tras el comienzo de la Guerra Civil Española, su padre, Ernesto Guevara Lynch, crea un comité de ayuda a los republicanos españoles que despierta sus inquietudes infantiles y le hace tomar contacto, por primera vez, con la realidad política y social.  En 1947 se traslada con su familia a Buenos Aires. Habiendo sido declarado no apto para realizar el servicio militar, Guevara ingresa en la Facultad de Medicina,se gradua en 1953 y comienza a interesarse por la política, aunque no milita en ningún partido. Sus padres se separan y él permanece junto a su madre y sus tres hermanos en una vieja casona. Es en este mismo año cuando realiza su primera gran aventura: recorrer la Argentina en una bicicleta a la que añadió un pequeño motor.
En 1951 emprende, junto a su amigo, el médico Alberto Granado, un viaje en motocicleta comenzando por el sur argentino y siguiendo viaje hacia el norte pasando por Chile, Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, desde donde viaja en avión a Miami donde permanece un mes para regresar finalmente a Buenos Aires. La experiencia, recogida en un cuaderno y publicada recientemente como Mi primer gran viaje, es el primer contacto directo de Guevara con la realidad social latinoamericana. El  contacto con las condiciones extremas en que sobrevivían los mineros chilenos y su trabajo en la leprosería peruana de San Pablo, a orillas del Amazonas, fueron momentos cruciales para la formación de la sólida ideología revolucionaria que ya nunca lo abandonaría.

En México gracias a su futura mujer, conoce a Raúl Castro.  En julio de 1955 llega a México Fidel Castro, liberado de la prisión de la Isla de Pinos, quien designa a Guevara como médico de la expedición que se propone formar, con el objetivo de regresar a la lucha revolucionaria en Cuba. Finalmente se produce el desembarco de los ochenta y dos combatientes que forman la columna en la isla, sufriendo el grupo una derrota y Guevara recibe dos heridas de bala sin consecuencias. La primera victoria de los guerrilleros se produce el 17 de enero de 1957. Finalmente, el 1 de enero de 1959, Batista parte al exilio, las fuerzas revolucionarias de Fidel Castro entran victoriosas en La Habana.
El 3 de enero de 1961, los Estados Unidos anuncian la ruptura de relaciones con el gobierno cubano. En febrero del mismo año, Guevara acepta ser Ministro de Industria y el 17 de abril se produce la invasión de Bahía Cochinos (Playa Girón), donde Fidel proclama el carácter socialista de la Revolución Cubana. Ante la derrota yanqui, el Che dirá: «...es la primera derrota del imperialismo en América Latina y en escala mundial.»

Su papel en el proceso de la Revolución Cubana es cada vez más importante y en 1962 compone, junto a Fidel y Raúl Castro, Osvaldo Dorticós, Blas Roca y Emilio Aragonés, la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas. En octubre de ese año se produce la llamada «crisis de los mísiles», cuando el gobierno estadounidense denuncia la presencia de armamento soviético en la isla. El conflicto termina con la retirada soviética, lo cual pone en solfa el alcance del apoyo de Nikita Kruschev al gobierno de Fidel Castro, a pesar de los zapatazos que el dirigente soviético propinó en una mesa de la O.N.U. En junio de 1963, Guevara llega a Argelia y en 1964 preside la delegación cubana ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y viaja nuevamente a Argel, donde se entrevista con Ben Bella.
A finales de noviembre, el Che y el resto de cubanos, salen del Congo, después de siete meses de una guerra absurda y ajena. En ese país, con el nuevo nombre de Zaire, toma el poder Mobutu.
     El Che ya no quería volver a Cuba y en Dar es Salaam, en la embajada cubana, recupera energías y reflexiona sobre la experiencia congoleña. Fidel, con cierta culpabilidad y obligado, sin duda, por su enorme popularidad en la isla, le pide que vuelva.En agosto de 1966 entra en Bolivia con una credencial de observador de la OEA, afeitado y calvo, luciendo gafas. Ahora es Ramón Benítez. El 8 de octubre de 1967, tras ser herido en una pierna cae prisionero, en un lugar denominado quebrada del Churo, por una patrulla de rangers con mando norteamericano y posteriormente es asesinado, en la escuela de de La Higuera, según las órdenes del régimen boliviano, presionado
al parecer por la C.I.A. Luego se exhibe su cuerpo a los periodistas y curiosos en un lavadero, antes de enterrarlo en un lugar que no fue descubierto hasta 1997; se le cortan las manos para que no pueda ser posteriormente identificado mediante las huellas dactilares.
     Ernesto Guevara de la Serna, conocido como el Che, el apodo que recibiera de sus compañeros de guerrilla en la Sierra Maestra, entra en la historia para siempre y su imagen recorre el mundo como un símbolo de la libertad y de la lucha contra la opresión. Su inmortal imagen, retratada por el fotógrafo cubano Alberto Korda, se comercializa en camisetas, banderas y recuerdos en ferias y tiendas del mundo entero, pero este reducionismo consumista no podrá ocultar a las nuevas generaciones la fuerza y el temple de un hombre que cambió la figura del revolucionario.
     En la carta de despedida a sus padres, decía el Che: «Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante; vuelvo al camino con la adarga al brazo... Muchos me dirán aventurero, y lo soy; sólo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.

domingo, 19 de agosto de 2012

17 de Agosto DÍA DEL GENERAL DON JOSÉ DE SAN MARTÍN

 "Seamos libres y lo demás no importa nada"




"Compañeros del Ejército de los Andes: Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos; sin duda alguna los gallegos creen que estamos cansados de pelear y que nuestros sables y bayonetas ya no cortan ni ensartan; vamos a desengañarlos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos han de faltar; cuando se acaben los vestuarios, nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres y si no, andaremos en pelota como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. La muerte es mejor que se esclavos de los maturrangos. Compañeros, juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre, o morir con ellas como hombres de coraje."

José de San Martín

domingo, 27 de mayo de 2012

Aires de Libertad








25 de mayo de 1810 - Un camino hacia la independencia
Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina I, Buenos Aires, Editorial Norma, 2004.
Mucho antes de que se iniciara la etapa independentista, Mariano Moreno ya mostraba un particular interés por la situación de los indios y los derechos del hombre. En su tesis doctoral titulada Disertación jurídica sobre el servicio personal de los indios, que escribió en 1801 decía, entre otras cosas: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas. Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación. Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que aun voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros,  padecimientos que, unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de indios que salen de la mita, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras”[1].
No estaría mal que los llamados liberales argentinos y sus socios históricos en todos los golpes militares, los nacionalistas de derecha, que, por distintos motivos siempre inconfesables, intentan vincular a Moreno con Rivadavia, tuvieran presente este párrafo en el que Moreno describe al futuro padre de la deuda externa, en estos términos: “Sírvase V.S. fijar la vista sobre la conducta de este joven: ya sostiene un estudio abierto, sin ser abogado; ya usurpa el aire de los sabios sin haber frecuentado sus aulas; unas veces aparece de regidor que ha durar pocos momentos: otras veces se presenta como un comerciante acaudalado, y todos estos papeles son triste efecto de la tenacidad con que afecta ser grande en todas las carreras, cuando en ninguna de ellas ha dado hasta ahora el primer paso. No tiene carrera, es notoriamente de ningunas facultades, joven sin ejercicio, sin el menor mérito y de otras cualidades que son públicas en esta ciudad”[2].

El protagonismo de Moreno comenzó el 25 de mayo de 1810, al asumir la Secretaría de Guerra y Gobierno de la Primera Junta, cuando dijo en su discurso inaugural: “La variación presente no debe limitarse a suplantar a los funcionarios públicos e imitar su corrupción y su indolencia. Es necesario destruir los abusos de la administración, desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido, promover el remedio de los males que afligen al Estado, excitar y dirigir el espíritu público, educar al pueblo, destruir o contener a sus enemigos y dar nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye el trabajo; si sigue las huellas de sus predecesores, conservando la alianza con la corrupción y el desorden, hará traición a las justas esperanzas del pueblo y llegará a ser indigno de los altos destinos que se han encomendado en sus manos”.
Cornelio Saavedra defensores de sus privilegios y, por lo tanto, favorables al mantenimiento de la situación social anterior, en la que, como decía Moreno, “hay quienes suponen que la revolución se ha hecho para que los hijos del país gocen de los altos empleos de que antes estaban excluidos; como si el país hubiera de ser menos desgraciado por ser hijos suyos los que lo gobiernan mal”.
El 7 de junio[3] fundó el órgano oficial del gobierno revolucionario, La Gaceta de Buenos Aires, donde escribió: “El pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Para logro de tan justos deseos ha resulto la Junta que salga a la luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Aires[4].
Como no ignoraba el alarmante porcentaje de analfabetismo de la población, ordenó que se leyera a Rousseau desde los púlpitos de las iglesias, lo que puso un poco nerviosos a algunos sacerdotes contrarrevolucionarios. En el prólogo a la obra (Contrato social) decía: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que sabe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte, mudar de tiranos, sin destruir la tiranía[5].

[1] Mariano Moreno, Escritos, Buenos Aires, Estrada, 1943.
[2] Mariano Moreno, Escritos, Buenos Aires, Estrada, 1943.
[3] En homenaje a este hecho se estableció el 7 de junio como el Día del Periodista.
[4] La Gaceta incluía en todos sus números la siguiente frase de Tácito: “Tiempos de rara felicidad, aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”.
[5] Mariano Moreno, Escritos políticos, Buenos Aires, La Cultura Argentina, 1915.
Fuente: Adaptación para El Historiador del libro de Felipe Pigna Los Mitos de la Historia Argentina I, Buenos Aires, Editorial Norma, 2004.

martes, 1 de mayo de 2012

Día del Trabajador


 

 

El 1º de Mayo se conmemora, en todo el mundo, el Día del Trabajador, que recuerda a los obreros ejecutados en 1887 tras el reclamo de reivindicaciones laborales. 







En la historia argentina, la fecha también resulta emblemática.


En Argentina, el día del trabajador se conmemora desde fines del siglo XIX. El primer acto se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes -alemanes, italianos, españoles y portugueses-. Con este acto se inicia en el país la tradición de recordar, cada 1º de Mayo, el “Día del trabajador”.